Etapa 9

Venga, que se ha animado nuestro redactor a terminar de narrar el resto de etapas de nuestro último reto. Aquí tenéis la novena (por cierto, ya no recordamos...:

De León a Astorga

 

Esta etapa nos supuso unos 60 km con buen tiempo en todo el recorrido. Después de desayunar en una cafeteria frente al Albergue 'San Francisco de Asís' donde descansamos, abandonamos León . Este Albergue tiene una buena instalación para guardar las bicis, lo cual es siempre de agredecer. De camino a la salida de la ciudad nos encontramos imponente el Convento de San Marcos, que es una de sus grandes joyas arquitectónicas.

 

Nuestra primera parada para tomar nuestro refrigerio fue en torno a los 30 km, en Hospital de Órbigo, localidad emblemática del Camino de Santiago. Justo a la entrada nos cruzamos con un peregrino descalzo pidiendo de la caridad de los demas peregrinos, iba vestido con los hábitos de monje y era la estampa andante del peregrino típico, con su sombrero y callado. Jorge estuvo hablando con él de sus aventuras, que eran múltiples y diversas. Se trataba de una persona que vino del extranjero y que ya vive en torno al Camino de las ayudas que recoge. Algo recibió de nuestro grupo para seguir su aventura.

 

Seguidamente atravesamos el imponente puente sobre el rio Órbigo y justo pasarlo Rosa y Chelo nos esperaban junto a un parque para el avituallamiento de costumbre. Celebraban la festividad de San Juan, y fuimos testigos de como la banda de música se formó a nuestro lado para después desfilar por toda la localidad y acompañar al Santo en Procesión.

 

De allí fuimos hasta Astorga donde a la entrada nos encontramos la pasarela metálica que salva las vía de la línea de tren Palencia - La Coruña. El puente es un mareante laberinto de tres alturas donde coincidimos con una excursión de niños que aplaudieron el paso de la cucaracha de Jorge que, en algunas curvas, tuvimos que ayudar a trazarla.

 

Poco después, una dura cuesta nos acerca hasta el centro de Astorga, a la puerta de cuya catedral descansamos para recorrer los últimos cinco kilómetro hasta nuestro alojamiento en la localidad de Murias de Rechivaldo, un hotelito rural con unas magníficas instalaciones donde su propietaria nos atendió magníficamente.

Después de una relajante ducha y un pequeño descanso, nos acercamos a la preciosa localidad de Castrillo de los Polvazares donde habíamos reservado la cena de ese día, el famoso cocido maragato